domingo, 6 de mayo de 2012

Mueva la batuta hasta que la música pare

Mueva la batuta hasta que la música pare. Luego dése la vuelta y salude.


Si todo el mundo en la orquesta sabe leer y tocar, ¿qué hace exactamente ese señor moviendo la batuta?

El director -¡o la directora!- es la persona responsable del sonido de una orquesta o de un coro. Una definición básica podría ser: “Dirigir es re-crear, conducir y representar con el gesto, sobre unas figuras básicas, la música que vamos a interpretar”.

En este concepto se encierra lo esencial de la dirección de orquesta o coro. Sus gestos han de ser fieles al pensamiento de la persona que compuso la obra que se interpreta, interiorizando e impregnándose de su espíritu para transmitir lo que probablemente pensó.

Está claro que una de las misiones básicas consiste en unificar bajo su propio criterio artístico los criterios de todos los músicos de la orquesta o componentes del coro. Si los intérpretes se detienen para hacer un calderón, será prácticamente imposible que se reanude la ejecución de la obra con exactitud si cada intérprete sigue su propio criterio. En este caso, y en muchos más, se necesita la ayuda de una persona dirigiendo para poner a todos los ejecutantes de acuerdo. Lo mismo sucederá si tenemos que hacer un “ritardando” o un “accelerando”.
 
Sin embargo, una persona que dirija una obra de un determinado período y no emplee un gesto plenamente identificado con el espíritu de esa música técnicamente no está dirigiendo. No se puede transmitir lo que no se cree, se siente, se respeta, se ama y se vive.

Dirigir encierra en sí mismo una responsabilidad con la estética de la música y en ese sentido un buen director o una buena directora, además de conocer profundamente la música que interpreta y la técnica de la dirección, debe manifestar en cada movimiento y en cada gesto el pensamiento hecho sonido.

2 comentarios:

Mª Cristina Ramírez Ros dijo...

Me ha gustado mucho el planteamiento de la entrada, y la redacción. Un gusto.

María Quintanilla dijo...

Gracias, Cristina.